Nuestro campo de acción no es político en el sentido estricto del término: actuamos por encima,
para la realización del espíritu recto, para aprender y aplicar métodos y estructuras al servicio de la
política y la metapolítica destinadas a imponer un cambio en profundidad, no en eslogan o en la
retórica de los valores, sino en la realización de los principios, siendo los valores algo transitorio,
sujeto a devenir, y siendo los Principios entidades ideales, en el sentido platónico, por tanto
arquetípicos del término, eternos e incondicionados.
Damos prioridad a la formación:
1) La formación de los Lansquenetes.
2) La formación - interna y externa - de las conciencias sobre la base de principios trascendentes,
actualizados por los nuevos desafíos estratégicos determinados por la globalización y por las
transformaciones en curso.
3) La formación de redes o estructuras de comunicación e intervención útiles a quienes luchan por
nuestra visión ideal del mundo, en cualquiera de sus formas.
Nuestro secreto radica en que la teoría está siempre al servicio de la práctica. Esta última debe estar
ordenada por principios claros y funcionales, armados con una conciencia acrecentada por los
desafíos de la época. ¡Sin utopías! ¡No nos interesan los sueños deliberadamente inalcanzables, las
teorías humeantes y menos los fantasmas de los mito-megalomaníacos!
El lansquenete es desinteresado pero es pragmático, en el sentido de que lucha por combinar las
opciones dirigidas a la acción concreta con la dimensión del Mito habilitador y de lo Sagrado y
quiere superar las angustias del presente en una perspectiva revolucionaria, en el sentido
etimológico: re-volvere, es decir, volver al espíritu de los orígenes, no simplemente colocándose
"contra" el presente.
En la galaxia de los Lansquenetes, además de las reuniones presenciales durante el año y los grupos
de trabajo diarios, existen herramientas concretas como think tanks, publicaciones, editoriales,
iniciativas socioeconómicas, redes web.
La finalidad de los Lansquenetes no es su propia expansión a expensas de los demás sino el
crecimiento y la adquisición de espacios y medios al servicio de la Idea del Mundo a la que se
dedican.
¿Por qué Lansquenetes?
Porque eran compañías de hombres sin riquezas ni condiciones sociales que defender que se
jugaban muchas veces como mercenarios no remunerados y luchaban en el campo imperial.
Como los guerreros de otra época, hoy deben esforzarse por formar una nueva élite que ame al
pueblo y desprecie al bulto. Debe adquirirse una nobleza de espíritu que, al final del curso, sepa
recuperar el antiguo espíritu caballeresco. Debemos aprender a no envolvernos en el ruido vulgar, a
observar y callar, prefiriendo que hablen las acciones y los gestos. "Facta non verba" en la absoluta
certeza de que el EJEMPLO es la mejor de las armas, “siendo ejemplo y siguiendo ejemplos”, no
con palabras, sino según una transformación interior
Las figuras de los Lansquenetes representan un poco el punto de encuentro entre el sentido de la
milicia centrada en sì y la figura del anarca jungeriano.
También hay figuras históricas más recientes que podrían proporcionar la misma imagen.
Cómo se participa en los Lansquenetes
En maneras diferentes. Los Lansquenetes están concebidos en la lógica de los centros concéntricos.
Uno puede unirse simplemente a la compañía y / o también asumir roles y funciones en estructuras
conectadas a ella.
Es posible participar en los Lansquenetes también desempeñando cargos o funciones políticas,
metapolíticas, sindicales, en partidos, organizaciones, centros de estudio o sindicatos.
Asimismo, actuar en cualquier tipo de ámbito asociativo, deportivo, educativo, social, asegurando la
doble función de ayuda desinteresada y labor de escultismo.
El lansquenete tiene algo también de observador militar.
Su mirada escanea detrás de las líneas enemigas para comprender qué hay realmente allí y cómo
competir, no tiene esa pereza mental que lo obligaría a aceptar los clichés, nunca comprobados, del
conformismo antagonista.
Para unirse a los Lansquenetes no se requiere abandonar la realidad en la que uno milita, es más, no
se recomienda porque los Lansquenetes no apuntan al crecimiento numérico sino cualitativo, a las
competencias sino a las convergencias, a ejercer la hegemonía sino la influencia.
Es posible que grupos locales, asociaciones, ganen el derecho a exhibir la bandera de los
Lansquenetes pero esto no significa que grupos de partidos o movimientos que, a escala regional o
nacional, se enmarcan en sí mismos no puedan participar también con pleno derecho, a las
actividades de los Lansquenetes.
Según la lógica de los Lansquenetes, se excluye el concepto de representación exclusiva en cada
nación: es precisamente la participación plural, en sinergia y orientada a la síntesis lo que favorecen
los Lansquenetes.
Uno puede adherirse a los Landsknechts, o a cualquiera de sus expresiones, individualmente o como
comunidad: en ambos casos, se pueden hacer muchas cosas.
¿Cuál es el espíritu de los Lansquenetes?
Ironía y seriedad.
Como los guerreros espartanos y sus reyes con los que fueron camaradas, como las compañías de la
fortuna y sus jefes, como los voluntarios garibaldinos y pavolinianos: para nosotros – que nos
sentimos hidalgos - la seriedad es ligera y el juego es divino; sólo quien sabe reírse de sí mismo
puede alzarse sobre sí mismo. Como en las legiones romanas donde no se cuestionaba la disciplina,
sino que se alternaban momentos lúdicos con dureza y alegría. También se sabe que en las Fuerzas
Especiales en momentos de alta exigencia nunca falta una broma que traiga alegría al grupo.
El lema principal de los Lansquenetes es "Tú eres tu primer enemigo". Y es para superar sus
debilidades y distorsiones que el Lansquenete debe ante todo luchar.
Para nosotros la jerarquía es sagrada, pero como una jerarquía de principios y valores. ¿Jerarquía
humana? Donde se reconoce de forma natural y no por imposición. Una jerarquía funcional e
intercambiable. Cargos y no cargos, responsabilidades y no poderes: en la actuación, con su
ejemplo, los líderes se colocan naturalmente al timón sin imposiciones.
Participación crítica en autonomía y respeto. Capacidad de autodisciplina y compromiso de no
intervenir nunca por exhibicionismo, individualismo o envidia, sino de forma constructiva,
impersonal y siempre con discreción y respeto.
Ironía y seriedad incluso ante la adversidad y las tragedias, con la filosofía desenfadada y gascona
de Me ne frego! No debe confundirse con el desinterés y el cinismo del "I don't care" del que
representa todo lo contrario.
¿Cuáles son los puntos fijos de los Lansquenetes?
La idea axial, incluso interna, de Imperium.
La Comunidad de Destino.
Una Europa unida e indivisible.
Una visión orgánica de la sociedad y la economía.
El trabajo sobre uno mismo para llegar al ejemplo y a la sacralización comunitaria de los espacios.
Los Lansquenetes y la política
Numerosos Lanzichecchi están en política en diferentes formaciones, otros han optado por no
participar.
En todo caso, el papel de los Lansquenetes no pertenece al estrecho ámbito de la política, sino a
inspirarla y darle profundidad.
La política tal como la conocemos adolece de un doble anacronismo. Se lleva a cabo con reflejos
condicionados, siguiendo esquemas que pertenecen a un sistema desactualizado por los hechos, y
está fuera de tiempo tanto desde el punto de vista "ideológico" (tanto que ahora es exclusivamente
un conflicto entre consignas de mercado para conquistar un objetivo) y programático porque aún no
ha captado las profundas transformaciones sociológicas que han modificado el mismo poder y por
lo tanto tiene que convivir con lobbies y tecnocracias que llevan las riendas porque son los únicos
que pueden hacerlo, teniendo en cuenta que la realidad global está interconectada, ya no reducible a
estrechos espacios pequeñonacionalistas, lo cual no debe vivirse como un drama o una rendición,
sino con renovado entusiasmo.
La tarea de los Lansquenetes es ofrecer a la política la recuperación de un espíritu militante que se
exprese como un frío fanatismo, con el fin de proporcionar verdaderas élites que sepan quiénes son
y en qué se diferencian del caos y lo informe. Y es también el de madurar los cerebros para poder
competir en la sociedad posdemocrática (que entonces es ultrademocrática) sin necesariamente
ceder el paso a lobbies y tecnocracias, oponiendo un lobby popular y una capacidad tecnológica y
programática de nivel alto, en vista de una superación anclada en principios tradicionales.
Todo esto como teoría, como enseñanza disciplinar y también como experimentos de realización
concreta. En la lógica de la sinergia y la convergencia, con la explotación de uno mismo en vista de
los objetivos y no al revés, como es costumbre casi universal.
A los Lansquenetes no les importa que sus méritos sean reconocidos en los resultados adquiridos y
de ninguna manera quieren quitar espacio o visibilidad a quienes actúan en política.
Los Lansquenetes y la metapolítica
Para los Lanquenetes, la metapolítica no es intelectualismo sino todo lo que está al lado o por
encima de la política.
Por tanto, si hablamos de formación ideal, de formación disciplinaria, el campo de acción de los
Lansquenetes es el de la metapolítica.
Por metapolítica también podemos entender lo que puede preceder a la política y consolidarla, en
los campos de la economía, la comunicación y las relaciones sociales.
Si por metapolítica entendemos el placer intelectual de observar la realidad y proponer fórmulas
estéticas para nuevas ideologías imaginadas en la sala de estar, en esto los Lansquenetes no son
metapolíticos.
Los Lansquenetes y la cultura
Para los Lansquenetes la cultura no es sólo la búsqueda del conocimiento sino el cultivo y la puesta
en forma de la propia vida cotidiana; y es también Mens sana in corpore sano.
A los Lansquenetes no les interesan las fórmulas vacías, por atractivas y estéticas que sean, sino que
quieren excavar y utilizar el material de las excavaciones para nuevas realizaciones. La cultura
como herramienta de crecimiento y acreción. Por eso damos importancia a nuestra historia -a
nuestras historias- como europeos, a los cánones de la belleza, del saber, del arte.
No somos gramscianos exactamente, pero téngase en cuenta que Gramsci no pretendía cambiar la
sociedad sólo con influencias académicas o intelectuales: los logros culturales se vislumbraban a
través de salones de baile, asociaciones deportivas, etc. Para que se produzca una revolución es
necesaria la conquista día a día de la sociedad civil. El intelectual debe ser orgánico a un proyecto
político.
Los gramscianos en Italia han conquistado puestos de mando jurídico desde los que intervienen
culturalmente, no ha sucedido lo contrario.
Una enseñanza para atesorar.
Los Lansquenetes y el deporte
Hemos dicho “Mens sana in corpore sano”: para el Lansquenet una actividad física constante e
intensa es parte de su entrenamiento. Largas décadas de paz, una cultura encaminada a la
desvirilización debe ser enfrentada. El coraje y la voluntad deben ser entrenados como debe ser el
cuerpo, una Katana, la espada del samurái, pasaba por un largo proceso de forja. La edad no es una
excusa para dejarse llevar, como tampoco lo son los compromisos de la vida. En la antigua Esparta,
los viejos guerreros luchaban junto a los jóvenes, eran ejemplos. Un físico no entrenado denota un
carácter inestable. Con la práctica de un deporte aprendemos qué es el espíritu de sacrificio y cómo
soportar el dolor y el cansancio.
El alpinismo y el traking de alta montaña también forman carácter y entrenan audacia, no por la
satisfacción de haber llegado a una cima, sino por una ascensión que nos lleva a las alturas.
Los Lansquenetes y la posmodernidad
Los Lansquenetes miran hacia atrás solo para encontrar las referencias, las orientaciones, los
principios, los elementos para una nueva química con la que vivir la posmodernidad.
No estamos interesados en quejarnos y tachonar. Lo que ha sido ha sido y no tiene sentido vivir hoy
con el alma agria, con intolerancia y ni siquiera con resignación.
Debemos vivir nuestra época, con todos los cánones que le corresponden, imponiéndole principios
fundamentales y haciendo que la realidad se adhiera a nuestra Idea del Mundo.
No tenemos miedo a las transformaciones técnicas, sociales, culturales: nos proponemos vivirlas
adecuadamente. El Ser en vigilia del Devenir, en la armonía entre el Solve y el Coagula que solo un
centramiento es capaz de asegurar. Cuando esto sucede, nos enseña la historia, ocurren fenómenos
contrasubversivos revolucionarios y se vuelve a proponer el tema querido a nuestra estirpe del ciclo
heroico.
Virilidad espiritual y organicidad
Los fundamentos de la revolución contrasubversiva en la posmodernidad son la virilidad espiritual,
característica ineludible del ciclo heroico, la organicidad y la comunidad de destino desde la
perspectiva del poder.
Todos aquellos que las han acogido como pedestal deben vivir en armonía en la lucha por Europa,
independientemente de las elecciones religiosas personales (siempre y cuando sean reales, vividas y
no tengan nada que ver con el esnobismo burgués o el fanatismo).
El lansquenete se siente como en casa allá donde pone la mochila, porque lucha por una idea y no
por una secta.
¡Por eso respeta y salvaguarda el Genius Loci y el Genius Populi de cada nación que compone - por
voluntad y no sólo por la geografía - nuestra Europa que es indivisible!
Europa: cómo la entendemos y cómo queremos cambiarla
Europa es una entidad geográfica, histórica, étnica, cultural, espiritual y simbólica que se diferencia
de otros continentes y de otras civilizaciones.
Europa es el lugar de la virilidad olímpica, de la espiritualidad heroica que se combina con la
practicidad y el sentido común. Es el lugar donde la sacralidad, la religiosidad y el misticismo
nunca se pierden en el abismo de la alucinación, del oscurantismo y de la sumisión individual.
Europa es una civilización de ejemplo, de creatividad, de arte, de inspiración, de libertad individual,
de comunidad, de solidaridad y de desafíos. Europa fue guerrera y heroica, nos correspondía a
nosotros redescubrirla, estudiando las hazañas de quienes la crearon sintiendo las miradas de los
antiguos héroes que nos juzgan con severidad.
El globalismo niega a Europa en sus cimientos porque ataca todas las características europeas y
desata las fuerzas oscuras, indiferenciadas, antiviriles.
El desafío, geopolítico, histórico, étnico, cultural, espiritual, simbólico, se libra principalmente por
el mantenimiento de Europa y la salvación de su pueblo.
No habrá salvación sin una voluntad de poder y una adquisición de poder basada en el concepto
romano de Imperium.
Europa no puede reducirse a un consejo de administración dirigido por banqueros y técnicos, sino
que debe ser ante todo una idea fuerte, inmanente y trascendente, que exalte y oriente a todos sus
componentes.
La realidad europea no es la que vemos hoy, pero es la que crearemos con acciones concretas a
nivel europeo para formar y proponer un modelo viable.
La era de los satélites y de la hipercomunicación ha transformado los criterios de tiempo y espacio y
ha determinado que los estados, ahora impotentes, deleguen la soberanía en quienes sean capaces de
gestionarla.
Europa debe renovarse, reformatearse, actualizar su soberanía y su independencia.
¡A través de la soberanía de los pueblos europeos debe llevar a cabo una reforma interna basada en
la complementariedad y la fraternidad indisoluble! Debe trazar su camino nuevamente y construir
un destino para sí misma.
Debemos contribuir a dotarla de élites existenciales, culturales, políticas y de pensamiento para el
desafío que nuestros pueblos deben ganar.
Los denominadores comunes de las tendencias positivas son: rejuvenecimiento de la población,
contención de la inmigración e inversión de la tendencia, salvaguarda de los fundamentos volkische
de los pueblos europeos, recuperación de una visión económica no capitalista, basada en
corporaciones y sinergias, restauración de virilidad olímpica, oposición de la autonomía a imposiciones autoritarias indiferenciadas y atomizadoras.
Debemos asegurarnos de que la idea europea llame a sí e integre, garantizándolos plenamente, las
particularidades nacionales y regionales, el comunitarismo y las libertades individuales.
Aprovechando lo mejor que nos ha legado cada nación europea, triunfaremos en nuestra causa
común que quiere ser el alma y la punta de acero de la lanza de Europa.
Más allá de los límites del materialismo y del biologismo
Hay dinámicas históricas, tendencias e intereses materiales que deben ser tomados en cuenta sin
caer en tentaciones totalitarias de carácter materialista.
Lo material y lo biológico no deben ser negados sino tenidos en consideración y siempre integrados
a una visión superior.
El orgullo de pertenencia e identidad no debe caducar en estrechos y presuntuosos particularismos.
La identidad debe ser asumida y debe ser experimentada como crecimiento interior y
autoafirmación.
El universalismo igualitario es una aberración, la verdadera universalidad se produce arriba, en el
encuentro entre hombres realizados, entre culturas y civilizaciones que han asumido conocimientos
y criterios objetivos.
Hay criterios universales que unen a europeos, japoneses, nativos americanos, pero luego hay
naturalezas y concepciones que los distinguen en el camino de la realización.
Incluso entre los propios europeos, los modelos específicos y las psicologías nacionales, aunque en
una identidad básica, tienen particularidades que son riquezas respectivas.
Si estas premisas no están claras, se corre el riesgo de confundir muchas cosas.
El orgullo de una pertenencia étnica interpretada sólo con biologismo nos haría olvidar que Europa
es ante todo víctima de los europeos y que hasta ahora las acciones desintegradoras de nuestra
civilización y de nuestras sociedades las han llevado a cabo los pueblos blancos.
Si no sabemos que Europa es ante todo una Idea del Mundo y un proyecto del mundo de ayer y de
mañana, que es una filosofía esencial, si no sabemos lo que significa Imperium pero lo confundimos
con imperialismo, acabamos hasta defender un confuso materialismo occidental y reconocersnos en
figuras individuales o colectivas, a menudo expresiones de bajeza.
La materia prima de la obra es importante porque sin materia no hay forma, sino que es la forma la
que da vida y sentido a la materia corruptible. No hay trascendencia, no hay Imperium, no hay
civilización, no hay Europa, sin sacralidad y espiritualidad vivida en los actos y gestos cotidianos.
Forma y sustancia
Los Lansquenetes están interesados en la sustancia y la forma.
La sustancia es lo que concierne a la materia, la técnica, la dinámica.
A nivel teórico, los Lansquenetes promueven análisis e investigaciones que ayudan a encontrar
soluciones concretas.
En cuanto a la práctica, dentro de los límites de sus medios, contribuyen al mejor funcionamiento de
todo lo que tiene relación con la realidad (comunicación, organización social, etc.).
La forma es lo que anima la sustancia. Por eso los Lansquenetes se dedican prioritariamente a la
formación ideal, espiritual y cultural de la élite. Una tarea que se desarrolla internamente pero
también como lineamientos generales y comunes para todos aquellos que se reconocen, aunque
confusamente, en nuestra Idea del Mundo.
La formación ideal nunca será completa ni uniforme: por eso la obra siempre está abierta y los
caminos son muchos, porque, parafraseando a Nietzsche, el camino no existe, cada uno tiene el
suyo. Pero al mismo tiempo ningún camino es tal, más bien es un callejón sin salida, si no conduce
a algo esencial, superior y eterno, cuyos cánones hay que redescubrir y reconocer.
Las prioridades
La línea de conducta de los Lansquenetes está inspirada en la revolución existencial cotidiana, un
poco como ocurría en las academias de filosofía de la antigua Grecia, que más parecían monasterios
que facultades universitarias.
La visión general es integral y no excluye nada de forma y fondo, pero las jerarquías de los niveles
son claras.
En nombre de tomar conciencia de su propia Idea del Mundo, los Lansquenetes dan más
importancia a lo que es esencial, a lo que tienen en común, a lo que contribuye a la impersonalidad
activa que a lo que es más visible, más tangible y que, erróneamente, hoy se le da más importancia
pero no lo es, porque la sustancia sin alma acaba siempre en la oscuridad y la inercia.
Se requiere, por tanto, un trabajo de regeneración interior, la adquisición de una mentalidad capaz
de afrontar el contexto dominante en términos críticos y problemáticos, no abstractamente
intelectualistas. La prioridad es convertirnos en portadores de una Visión del Mundo y no de un
simple programa exterior.
Afinación
Por estas razones, los Lansquenetes siempre intentarán encontrar el denominador común en lugar de
acentuar las razones de disidencia, disputa, división que dominan el mundo político y metapolítico
en presa del individualismo y la búsqueda del pragmatismo barato.
El denominador común de los Lansquenetes está dado por una visión de conjunto y por la jerarquía
de valores y objetivos, pero, sobre todo, por la tipología humana que debe caracterizarlos.
Es concebible que existan diferentes interpretaciones sobre opciones electorales e incluso sobre
crisis y conflictos. Si hay diferencias de interpretación es posible que todos estén equivocados o que
sólo una parte, de vez en cuando, tenga razón. Si es legítimo y hasta deseable que se hagan
comparaciones en busca de síntesis o de elecciones políticas, lo fundamental es que se mantenga
siempre una mentalidad correspondiente a un espíritu que vuela alto y se mantiene sinérgico.
En la Segunda Guerra Mundial, Antoine de Saint-Exupéry, Ernst Jünger y Julius Evola hicieron tres
elecciones diferentes, pero todas con la misma mentalidad profundamente correcta.
Es expresar algo así lo que anhelamos, sin negar la importancia de la elección de campo que se haga
cada vez. Es desde esa armonía, aguas arriba de lo racional y lo emocional, que queremos partir
para una refundación.
Jerarquía
Todo esto explica lo que se escribió al principio, en particular en los párrafos “Qué son los
Lansquenetes” y “Cómo participar en los Lansquenetes”.
Asumiendo el trabajo en profundidad y tomando como modelo la armonía en la diversidad que es a
la vez tradicional e imperial, la lógica de los círculos concéntricos es la adecuada tanto a nuestro
objetivo general como para dar respuesta a las necesidades de una sociedad líquida. Una sociedad
para la que los modelos sólidos, incluso demasiado sólidos porque se debían a la "solidificación"
del mundo, que funcionaron hasta hace algún tiempo, ya no son adecuados.
Desde una perspectiva imperial y en la impersonalidad activa que se combina con la voluntad de
una comunidad de destino, la jerarquía para nosotros es profunda, muy profunda, pero va más allá y
por encima de las personas.
Es una jerarquía que se articula, se manifiesta y se reconoce como "desde abajo hacia el alto".
Pero ese alto vuelve a estar en el fondo por su función impersonal y por la explotación de sí mismo
que es la particularidad que lo caracteriza y lo hace fuerte.
Autonomía y federalismo
El microcosmos debe corresponder al macrocosmos. La idea imperial, que tiene en su base la
jerarquía trascendente en la que la función domina al individuo, se basa en las amplias autonomías y
en la relación de alianza entre los hombres libres, los Arimannen. De ahí la etimología de una
palabra a menudo mal utilizada: federación. Proviene del latín foedus que expresa una alianza
voluntaria basada en la palabra dada. Una palabra dada sobre todo a sí mismos, jueces inexorables
de sí mismos.
Por estas razones, la lógica de incorporación a los Lansquenetes difiere de las clásicas y, sin tener
una estructura rígida para todo, nos permitimos el lujo de modificarla muchas veces según los
planes y las necesidades. Contamos con la jerarquía fundamental e inatacable de los hombres libres
(condición que pertenece sólo a los que han trabajado mucho sobre sí mismos) y con la fidelidad a
su palabra y la voluntad de obrar para hacer que su descendencia esté en en línea con los Lares y los
Penates.
El ejemplo y la fiebre
El objetivo que queremos alcanzar con estos criterios y con nuestros logros es construir realmente
una Comunidad de Destino en Europa, hoy ya en embrión, dotarla de todo lo necesario para actuar
en forma y fondo, en política, en metapolítica, en el espíritu militante, hasta el punto de ser un
ejemplo. Sólo el ejemplo es naturalmente contagioso, los otros intentos siempre deben ser
apuntalados y nunca se convierten en una verdadera fiebre regeneradora.